24 julio 2009

Caminaba por un bosque de neblina
donde el fresco rebasaba los limites de mi nariz,
pisaba las hojas secas caídas de los arboles debido al otoño
cuando de pronto escuche un extraño ruido a mi derecha.


Gire mi rostro para poner toda la atención al sonido y descubrí que era el león que hace rato había despertado.
El manantial reflejaba mi figura, distorsionada por las ondas causadas por los peces que saltaban en la ilusión de ser parte del aire... ese donde se nada sin branquias. La figura completamente a color me recordó los días, esos que pasan y no perdonan...
¿Cuántas cosas no?

¿Feliz?
Si

¿Por qué?
Por todo, por ser, por estar, por sentir, por tener, por el simple hecho del hecho.

¿Más?
Siempre. Insaciable

De regreso por estos rumbos.

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