
Queso martirizado al calor, tanto que prefiere derretir su forma antes de rendirse.
Ahora el fuego tiene el protagonismo.
Último paso, pero no menos importante: Una cuchara y saliva para deleitar el paladar.
Abra la boca, meta la cuchara, saboree, mastique y repita cuantas veces sea necesario para dejarle satisfecho.
HAY NO ME GUSTAN LAS CALABAZAS PERO, DESCRITAS ASI IGUAL Y ME ATREVO A COMERLAS JEJEJE ...
ResponderEliminarLUV YA!